Hoy vamos a hablar de un tema muy común ¿podemos darles nuestras medicinas a nuestras mascotas? Vamos a verlo...
Todo empieza con un "El perro tiene fiebre… a ver a veeeeer, que tengo por aquí… una caja de aspirina… pues venga, ¡toma Bobby!"
Mal, mal, mal… cuidado con estos
momentos en el frío invierno que se avecina.
Los medicamentos destinados al consumo
humano están especialmente formulados para nosotros. Las dosis, las
concentraciones, los estudios de toxicidad, todo, se calcula para
nosotros.
El metabolismo de los animales, a pesar
de tener bases fisiológicas comunes, no siempre es igual que el
nuestro.
Ponemos tres ejemplos de
antiinflamatorios y/o antipiréticos (que quitan la fiebre) que
solemos tener en casa:
- Aspirina
- Paracetamol
- Ibuprofeno
Estos fármacos aplicados en una dosis
incorrecta pueden ser tóxicos (como la inmensa mayoría de las
sustancias) incluso en los humanos. Las dosis terapéuticas para
perros y gatos en estos fármacos pueden llegar a ser de 10 a 100
veces inferiores por lo que su cálculo exacto puede resultar muy
difícil, por no decir imposible, si se carece de medidores precisos.
La ingestión de estos productos puede
generar daños hepáticos graves y daños en otros órganos, como el
riñón.
Es más, el paracetamol en gatos
produce lo que se conoce como anemia hemolítica, un proceso que
destruye algunos componentes de la sangre, requiriendo para su
tratamiento hospitalización y vigilancia cuidadosa del animal
intoxicado.
Por eso, no te la juegues, consulta al
veterinario si tu animal está enfermo y estás preocupado. En el
mercado existen numerosísimos fármacos destinados a nuestros
amigos, y cada principio activo (que es el componente fundamental de
un medicamento) está indicado para diferentes trastornos y especies
animales.
Hasta la próxima entrada!
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